Cuanto más urbano sea un contexto, más precisará de la presencia de un jardín y de elementos naturales. Esta necesidad será aún mayor en el caso de que haya niños en la casa. El feng-shui, desde su origen, se ha ocupado de los paisajes, pues precisamente en sus albores se aplicaba para buscar el emplazamiento más propicio para los sepulcros. Los elementos del entorno, la dirección y el equilibrio energético se consideraban fundamentales para la correcta ubicación de las tumbas. Los expertos en feng-shui se ocupaban de lograr los contextos más favorables para la persona fallecida, ya que en las creencias chinas los antepasados y el lugar que ocupan repercuten en su descendencia. Por este motivo, el entorno y la posición de las tumbas resultan de gran relevancia, ya que una localización inarmónica acarrearla desgracias y mala suerte a sus descendientes, mientras que un emplazamiento ventajoso ejercería una influencia positiva en las generaciones futuras.
Los principios del feng-shui que rigen en el paisaje, tanto para un lugar ajardinado como para una jardinera, son el equilibrio y la armonía, que se expresa fundamentalmente en el balance entre el yin y el yang y las líneas y los movimientos curvos. La geometría solamente era aceptada tradicionalmente en los jardines de los emperadores, ya que éstos eran símbolos semidivinos, que representaban la unión y el control de las fuerzas naturales de la Tierra y el Cielo.
El shan-shui, arte chino de la pintura paisajística, se aplica a los diseños de jardines. El término shan significa «montaña» y simboliza la dureza, los desarrollos verticales, la cercanía del cielo y los aspectos yang; y, el vocablo shui significa «agua»y representa su opuesto la delicadeza, los desarrollos horizontales, lo cercano a la tierra y los aspectos yin. Para lograr un paisaje armónico ambas fuerzas deben mantenerse equilibradas. La montaña y el agua se abrazan en estas composiciones pictóricas y conviven armónicamente, produciendo la serenidad característica de la paisajística china.
Los japoneses también tienen formas de feng-shui como el in yodo o el fu sui que se aplica a los jardines. Los tradicionales jardines japoneses y los del feng-shui chino tienen cosas en común como la asimetría, la ausencia de la línea recta y el centro permanece en todos los casos libre y vacío. En estos jardines no hay césped, nada parece estar fuera de lugar, como si todo perteneciera al lugar de modo natural, como si nada se hubiera colocado allí, hasta las rocas parecen plantadas. Nos muestran una armoniosa mezcla de arbustos, árboles, flores y ornamentos, sin que ningún factor predomine o sobresalga sobre los demás. El equilibrio y la armonía de estos jardines, de aspecto natural, provocan estados de ánimo que llevan a la serenidad, el apaciguamiento, la meditación y el regocijo.
Estos jardines no muestran una conquista de la naturaleza por la mano y obra del jardinero, como sucede con la mayoría de los jardines occidentales, sino por el contrario son tratados con humildad y respeto por las fuerzas de la naturaleza y el sabio hacer del jardinero muestra la comprensión y el amor por la esencia de la naturaleza, que conecta con los espacios, los tiempos, los ciclos y la propia esencia de la vida natural. Los jardines tradicionales chinos manifiestan el espíritu y la esencia del chi del cosmos con sus recorridos, ritmos, orientaciones y formas, y provocan emociones y sensaciones con las pinceladas sutiles gracias al color y a la variedad de plantas.
Lo interesante de las normas e indicaciones de feng-shui para los jardines, no es tanto crear jardines similares a los chinos, sino poder aplicarlas en los espacios ajardinados occidentales para lograr el máximo equilibrio y armonía que redunden en el bienestar de los residentes. Porque quizá, lo más adecuado no sea desubicar y trasladar los jardines orientales a las casas occidentales, sino aprender a sintonizar con las fuerzas naturales, recrear la esencia de la naturaleza sin dominarla, comprendiendo el lenguaje de las formas, los sonidos y los colores.
Un lugar ajardinado puede ser plantado con armonía y equilibrio, del mismo modo que se construye una casa, o se distribuyen y colocan el mobiliario y los objetos de ésta. Teniendo en cuenta el flujo de chi, el balance de los opuestos yin y yang, el equilibrio de los cinco elementos y el mapa bagua se pueden crear jardines o sus sustitutos, de diferentes estilos que resulten armónicos y que satisfagan las aspiraciones de los residentes, proveyéndoles de bendiciones.
Los jardines, las terrazas, los balcones, los patios, el alféizar de una ventana, las jardineras o su representación en una fuente o bandeja, resultan muy importantes en la calidad global del chi de una casa. Ya se ha comentado en otros contextos que las plantas marchitas, desvitalizadas, muertas o muy deterioradas atraen el sha-chi y que los árboles enfermos o débiles no son buenos guardianes, por lo que el buen mantenimiento de éstos resulta vital para disfrutar de todo lo bueno que pueden aportar. Además, las tareas de mantenimiento y cuidado de los llamados espacios verdes, suponen una actividad física de calidad para los residentes, que propicia la exposición al aire puro y el contacto directo con la tierra y la vida. Lo que supone una interrupción muy beneficiosa en las vidas, por lo general recluidas, sedentarias y en ambientes desnaturalizados; sin olvidar las funciones positivas que los propios jardines y las labores que requieren, pueden reportar a los residentes, a través de las emociones y de los sentimientos que generan.
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