Feng Shui es una ciencia y un arte. Más allá de ser una simple lista de directrices para construir estructuras adecuadas o disposiciones interiores para disfrutar de una buena fortuna, es el arte de interpretar los patrones del Universo y vivir en armonía con el entorno.
Durante siglos, el pueblo chino ha confiado en el Feng Shui para diseñar ciudades, para construir sus viviendas y para enterrar a sus difuntos. Nosotros podemos utilizar este conocimiento ancestral en nuestras viviendas y empresas. Podemos leer libros, asistir a un curso o contratar a un profesional, y disfrutar de una vida próspera en el sentido más amplio. Sólo tenemos que reconocer que somos colaboradores de la natura en vez de sus amos, y actuar en consecuencia.
Es una lástima que muchas construcciones sean de “alto standing” y no incluyan el “alto living”. Esta palabra no existe, pero pensemos en lo que quiere significar. ¿Qué pasa cuando nuestras viviendas, locales, empresas y negocios han sido construidos con un diseño espectacular, con los materiales de más alta calidad, innovadores, y prácticamente todo es perfecto? ¡Pues que seguramente es una maravilla! Pero ¿qué pasa cuando después de comprar esta casa o negocio no obtenemos los resultados deseados? ¿Qué pasa cuando no puedo descansar en mi dormitorio, o cuando la familia no se reúne para compartir, o cuando he invertido mis ahorros y tiempo en mi empresa y no consigo que funcione bien ni tampoco tengo los beneficios esperados? Pues que algo no está bien.
La colaboración con la naturaleza incluye la observación de los ciclos de la vida. Estos ciclos son de cambio y flujo continuos. En estos cambios hay una serie de patrones constantes, que podríamos decir predecibles, que el hombre tiene que observar. Cuando los conocemos, podemos dirigir nuestras obras de acuerdo con ellos. También tenemos que tener en cuenta la sostenibilidad y que la interacción e interdependencia con el ecosistema es ineludible.
Arquitectos respetados mundialmente, como Norman Foster, tienen en su equipo de trabajo un consultor en Feng Shui, y escuelas de arquitectura de renombre en importantes universidades, como por ejemplo Harvard, han producido masters que han llevado a cabo estudios muy profundos en Feng Shui.
El arquitecto tiene una función muy importante: tiene que ser el sirviente de la sociedad. Tiene que dedicar todo su esfuerzo a la creación de edificios que sirvan a las personas. Y me consta que cada vez más es una realidad. Pero todavía hay mucho trabajo.
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