El ajetreado ritmo de vida que impone la sociedad actual está haciendo que proliferen, cada vez más, técnicas milenarias provenientes del lejano Oriente que sirven para mejorar nuestro estado vital y animan a la meditación interna. En el caso de los hogares, el Feng Shui se ha convertido en el mejor recurso para distribuir los espacios de forma natural, de modo que todo tiene un porqué y ningún elemento se deja al azar.
El Feng Shui, cuya traducción quiere decir 'viento y agua', se utilizaba hace miles de años en todas las construcciones imperiales chinas, incluyendo las tumbas de los muertos o 'Yin Zhai'. Esta ciencia busca lograr el equilibrio entre el Ying y el Yang, dos lados opuestos que no pueden vivir el uno sin el otro. Para ello, su doctrina se basa en la Teoría de los Cinco Elementos (madera, fuego, tierra, metal y agua), cuya combinación puede facilitar o dificultar el flujo del aliento vital o 'chi', una corriente fundamental para establecer nuestro estado de ánimo.
Cómo mejorar el 'chi'
A la hora de planificar y distribuir nuestro jardín, debemos buscar la mejor forma de que el 'chi' fluya de modo natural, libre de obstáculos. Las plantas son símbolo de vida, por eso tenemos que procurar que estén siempre sanas, buscando especies autóctonas que se adapten mejor a nuestra zona y aguanten las inclemencias del tiempo. Además, tal y como apunta Jaime Fernández Zazo, experto en Feng Shui, "hemos de huir de aquellos arquetipos que signifiquen monotonía, como los caminos rectos, que resultarán más positivos si colocamos a su lado plantas alegres, combinadas con piedras u otros objetos decorativos para jardín".
Un vergel que respete los principios del Feng Shui mostrará líneas curvas, no sólo en cuanto a los caminos, sino también en el mobiliario y en la distribución de los arriates. Conviene, además, utilizar pérgolas y arcos para separar las zonas que lo componen, dejando bien claro qué espacios son para el disfrute en público y cuáles reservamos para nuestros momentos más íntimos. Un buen equilibrio entre lo lleno y lo vacío es vital para el buen flujo del 'chi', así que es mejor olvidarse de espacios muy recargados o excesivamente simples.
La orientación del jardín
En el Feng Shui, los puntos cardinales sirven para comprender un espacio y saber qué ocurre en él. De este modo, el Norte está representado por una tortuga negra, una montaña rocosa que nos protege de los vientos y las corrientes negativas. Por esta razón, la zona del jardín que esté orientada en esta dirección la cubriremos con un toldo, una valla o un conjunto de árboles, mientras que la zona Sur, identificada como pájaro rojo, será una zona abierta, que permita a la vista perderse en el horizonte, dejando fluir positivamente los sentimientos.
En el Centro, ubicaremos una fuente o un estanque, siempre con formas ovaladas y una corriente de agua continua. Estos elementos son muy importantes ya que, como señala el experto, "están asociados a la energía 'agua', por tanto forman una parte indispensable en cualquier jardín, ya que la madera se alimenta y precisa de dicho elemento o energía". Además, podemos añadir a nuestra fuente un grupo de piedras ovaladas, que simbolizan firmeza en el espíritu, aunque si nos resultan desagradables a la vista, podemos cubrirlas con musgo o plantas tapizantes.
La vegetación más adecuada
A la hora de escoger las plantas para conseguir un jardín respetuoso con el Feng Shui, debemos conocer de antemano el significado de cada color. El agua (Norte) está representada por azules y negros, la madera (Este) por los verdes, el fuego (Sur) lo simbolizan rojos, fucsias, violetas, rosas, púrpuras y naranjas, mientras que amarillos, terrosos y marrones están ligados a la tierra (Centro). Por último, el metal (Oeste) se representa en los tonos blancos, plateados y dorados. Jaime Fernández asegura que "si combinamos los diferentes colores conforme a sus energías asociadas, siguiendo su ciclo de crecimiento, éstos nos proporcionarán estados positivos emocionales, ya que nos resultarán alegres a la vista".
No existen unas especies concretas, cada uno es libre de elegir aquellas plantas que más le gusten y le agraden, aunque si atendemos a la tradición China, podemos ver que algunas traen consigo una carga simbólica importante. Por ejemplo, el jazmín se relaciona con los amigos y la confluencia de la amistad, mientras que los tradicionales crisantemos, aseguran una vida feliz y llena de prosperidad. La forma de sus hojas también es un aspecto que se valora mucho en el Feng Shui. De este modo, podemos distribuir las plantas por el Norte del jardín si son onduladas, en el Este cuando sean rectangulares, en el Oeste las redondas y en el Sur las de hojas más picudas.
Con estas recomendaciones, es sencillo conseguir un vergel donde nuestro espíritu esté en paz y goce de la naturaleza, dejando a un lado las complicaciones del día a día gracias a la ayuda de una ciencia milenaria como es el Shui.
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